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jueves, 13 de mayo de 2010

JAPÓN

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ARQUITECTURA CHINA

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CHINA

CONTEXTO GEOGRÁFICO: Sus costas están bañadas por varios mares formados por el Océano Pacífico, que reciben los nombres de mar del Japón, mar Amarillo, mar de Corea y mar de la China.

Varias cadenas de altas montañas separan el territorio chino, casi por todas partes, de las comarcas que lo limitan, a saber: la Siberia, el Turkestán independiente, el Indostán y la Indochina, que, juntamente con el mar, trazan límites naturales que le aíslan en cierto modo del resto del mundo. Los ríos considerables que atraviesan este inmenso país son el Amarillo y el Azul, que difunden la riqueza por infinitos canales, debiendo notarse el Canal imperial, de 1.200 kilómetros de largo, que es el mayor del mundo entero. Entre los importantes lagos de China es digno de mención el Tungtin que tiene 320 kilómetros de contorno.

Origen de los Chinos: Los chinos pertenecen a la raza amarilla o mongólica. Parece cierto que son menos antiguos que los indios, y hasta se cree que no son sino indios de la casta militar, que renunciaron sus privilegios. Sus tradiciones nos enseñan que bajaron de la meseta del Asia Central, al lado de la India, y se extendieron hacia el oriente.

Historia: Los chinos han tratado siempre de exagerar su antigüedad, pero han visto desmentidas sus relaciones por la ciencia moderna. Se admite generalmente que esta nación existe como tal desde -hace unos 4.500 años, pues los más ardientes defensores de la cronología china no colocan el principio de los tiempos históricos en sus anales más allá de 2.637 años antes de Jesucristo.

El primer emperador de la China fue Yao, que se le representa bajo la imagen de un príncipe modelo, que se ocupa en determinar el curso del sol, de la luna y de las estrellas; administraba justicia en persona; se cuidaba de ver si el pueblo sufría; labró tierras incultas y abrió canales para hacer correr las aguas después de una gran inundación, y hasta hizo desecar el suelo de su imperio, que las primeras colonias encontraron tal vez cubierto aún por las aguas del diluvio. Cuando las fuerzas le faltaron por hallarse en la ancianidad, se asoció a Chun, quien le sucedió en el trono. Chun fué después reemplazado por Yu. Los reinados de estos tres emperadores son alabados por los chinos, que ponderan su genio, sus costumbres y sus virtudes. Yu había designado a uno de sus ministros para sucederle; pero los grandes del imperio dieron el trono a su hijo Kí, dando así principio al derecho de herencia.

Con este soberano empieza la primera dinastía, llamada de los Hia (año 2205 a. de J.C.), los que tomaron el título de rey. La historia de los reyes de esta dinastía es una serie de crímenes vergonzosos, de vicios y excesos que provocaron revoluciones sin fin, hasta que el último rey, Ki, fué destronado.

La segunda dinastía fue la de los Chang, durante cuyo reinado las hordas del mediodía invadieron el imperio, llevando por todas partes la desolación y la muerte. A esto se agregó la guerra civil, que por espacio de veinte años sembró la confusión más horrorosa en todo el imperio.

Arrojado de su trono el último de los Chang, empezó la tercera dinastía, la de los Tcheú. Aunque empezó bien, el orden se alteró luego, y esta dinastía se sostuvo por muchos siglos en medio de un caos indescriptible, hasta que perdió el poder y empezó a reinar la dinastía cuarta, la de los Thsin, que restauró la unidad del país. El primer emperador (Qin Shi Huang) de esta dinastía mereció ser llamado el Alejandro de la China, por sus conquistas. Hizo construir notables obras públicas, entre otras, la Gran muralla. A su muerte, el imperio se dividió, y la familia de Thsín pereció víctima de una rebelión.

La quinta dinastía es la de los Han que subsistió hasta el año 220 de nuestra Era. En su tiempo, la China principia a entrar en relación con la India y el imperio romano.

Las diez y seis dinastías que se han sucedido desde aquella época hasta nuestros días no ofrecen nada interesante. A pesar de su antigüedad, ni los griegos ni los romanos tuvieron ideas exactas de este país; lo conocieron vagamente bajo el nombre de Sérica, derivado de la voz ser, que en lengua tártara significa seda.

Gobierno: En la China no hubo castas; puede considerarse este pueblo como una familia que, desarrollándose, llegó a formar un gran imperio. El rey ejercía un poder absoluto sobre las personas y las cosas; pero semejante despotismo se hallaba atemperado por los Letrados, que constituían una secta, para entrar en la cual no se necesitaba más que estudiar y quedar bien en los exámenes. El rey o emperador no podía conferir poder ni dignidad a persona, alguna que no fuese designada por los Letrados, y debía respetar a éstos cuando le decían la verdad. Por lo demás, el soberano era déspota, cuando dirigía la palabra a sus cortesanos, éstos debían prosternarse; cuando salía, se cerraban todas las puertas; los que lo encontraban en su camino, debían volver las espaldas; le precedían muchos acompañantes prontos a (lar la muerte o a castigar al que faltaba a lo ordenado.

Civilización: Los chinos han sido siempre atentos y minuciosos, y hubieran podido progresar más de lo que han progresado sino hubiesen sido detenidos por una multitud de preocupaciones.

Desde muy antiguo conocen la numeración por decenas, la música, la pintura, el arte de escribir, el papel y la impresión. La seda, el barniz, la pólvora, la brújula, los pozos artesianos y el alumbrado de gas se descubrieron en China antes que en Europa.

Merecen alabanza los caminos que atraviesan montes y valles, con puentes suspendidos sobre hondos precipicios o sobre ríos anchísimos; así como las tumbas y las torres incrustadas de porcelana. Sus progresos en medicina y astronomía fueron menos sensibles; en la primera de estas ciencias estudiaron casos especiales, pero sin deducir ninguna teoría; tenían gran práctica en el pulso y observaban con mucho cuidado los síntomas de las enfermedades, pero eran extravagantes en las aplicaciones. En cuanto a su astronomía, nunca consistió en otra cosa que en observaciones sencillas y groseras, puesto que no conocían los instrumentos necesarios para estudiarla con provecho.

Religión: En los principios, los chinos profesaban un sistema más bien moral que religioso. Seiscientos años antes de la Era cristiana, el budismo se extendió por toda la China, donde todavía es profesado por la mayor parte de sus habitantes. Esta religión reconoce un ser supremo, todopoderoso, representado por Budha, personaje que subsiste eternamente en la persona del gran lama. Supone además un gran número de dioses subalternos y de espíritus subordinados unos a otros y diferentes en rango y poder. Unos quinientos años antes de J. C., el filósofo chino Confucio enseñó una nueva religión, el confucismo, la que reconoce un solo Dios, pero no admite altares ni sacerdotes.

Costumbres: Según algunos tratadistas, el pueblo chino se ha hecho notable por su avanzada civilización, pero se le reprocha su carácter disimulado, su inclinación al engaño y a la mentira. Los chinos son apasionadísimos al juego. Es general el Uso de talismanes y amuletos. Viven sobriamente de arroz, gatos, serpientes y ratones; son poco aficionados a los licores, pero beben mucho té. En las fiestas públicas y domésticas gastan sus ahorros. La mujer es comprada por la familia, y el que la quiere gratis, va a buscarla a la casa de expósitos. El infanticidio es común entre los chinos, echando los pequeñuelos a los perros o al río. El tipo de belleza consiste para ellos en tener la frente ancha, la nariz, pequeña, los ojos oblicuos, grandes orejas y cabellos muy negros. Una de las costumbres extrañas de este pueblo es la que privaba casi a las señoras de la facultad de andar, pues desde niñas les ponían un calzado especial que les doblaba los dedos sobre la planta, deformando el pie de manera que quedaba hecho una especie de muñón. Y en eso hacían consistir la principal belleza de la mujer.

lunes, 10 de mayo de 2010

ANGKOR WAT

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ARQUITECTURA INDIA

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TAJ MAHAL

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ARQUITECTURA ISLÁMICA

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domingo, 2 de mayo de 2010

IGLESIAS Y CATEDRALES

IGLESIAS DE PEREGRINACIÓN: El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos procedentes de España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Durante toda la Edad Media fue muy concurrido, después fue ligeramente olvidado y en la época actual ha vuelto a tomar un gran auge.



Los orígenes del culto a Santiago en Gallaecia permanecen en la oscuridad de los tiempos. A finales del siglo VIII se difunde en el noroeste de la Península Ibérica la leyenda de que Santiago el Mayor había sido enterrado en estas tierras, tras evangelizarlas. Así ocho siglos después de la muerte del Apóstol Santiago, en el año 813, un ermitaño llamado Pelayo o Paio vio una estrella posada en el bosque Libredón. Se lo comunicó al obispo Teodomiro, obispo de Iria Flavia, (cerca de Padrón). Fueron allí y descubrieron en la espesura la antigua capilla, donde existe un cementerio de la época romana. El descubrimiento del sepulcro coincide con la llegada al reino astur de mozárabes huidos de las zonas dominadas por los musulmanes, buscando poder practicar sus creencias religiosas.
• Los Caminos de Santiago en la península
1 Caminos de Santiago en Galicia
2 Caminos de Santiago Francés
3 Caminos de Santiago del Norte
4 Caminos de Santiago de la Vía de la Plata
5 Caminos de Santiago del Ebro
6 Caminos de Santiago de Castilla
7 Caminos de Santiago Catalanes
8 Caminos de Santiago del Sureste y Levante
9 Caminos de Santiago de las Rutas de los Mozárabes

CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA: Está situada en la ciudad del mismo nombre, en el centro de la provincia de La Coruña, en Galicia (España). Acoge el que, según la tradición, es el sepulcro del Apóstol Santiago, lo cual convirtió al templo en uno de los principales destinos de peregrinación de Europa durante la Edad Media a través del llamado Camino de Santiago, una ruta iniciática en la que se seguía la estela de la Vía Láctea comunicando la Península Ibérica con el resto del continente. Esto fue determinante para que los reinos hispánicos medievales participaran en los movimientos culturales de la época. Actualmente sigue siendo un importante destino de peregrinación.



El templo pertenece a la idea de gran iglesia de peregrinación, que se caracteriza por tener planta de cruz latina y una nave lateral continua que rodea a la nave principal. Esta nave lateral que permite a los peregrinos recorrer toda la iglesia sin interrumpir el culto. Tiene tribuna, crucero, girola y capillas absidales. La nave central se cubre con una bóveda de cañón y las laterales con bóveda de arista. La nave central se cubre con una pesada bóveda de cañón ciega de 20.7 metros de altura, de ahí que la iglesia sea oscura y atraiga al visitante al extremo oriental. Tuvo nueve torres, dos en cada fachada y tres en el crucero. De traza medieval, recibe adiciones en tiempos renacentistas y barrocos.
Cada una de sus fachadas forma con sus respectivas plazas magníficos conjuntos urbanísticos. Entre ellas, la Plaza del Obradoiro fue realizada por Casas Novoa en 1740 (siglo XVIII); asimismo barroca es la de la Azabachería, obra de Ferro Caaveiro y Fernández Sarela, modificada por Ventura Rodríguez; la de Platerías, construida por el Maestro de Platerías en 1103 (siglo XII); y sobre todo, el Pórtico de la Gloria, obra cumbre de la escultura románica concluido por el Maestro Mateo en 1188 (siglo XII).
Aunque las torres occidentales y la fachada sean de época barroca, el resto es una réplica exacta de la Iglesia de Toulouse, sólo que con una crujía menos. Consta de tres arcos de medio punto, el central dividido por parteluz, donde se encuentra la figura del propio maestro mirando al interior del templo. En las jambas, los Apóstoles y profetas mantienen sacras conversaciones. En el tímpano, el Salvador rodeado por los cuatro Evangelistas. Entre sus capillas, la mayor guarda el sepulcro del Apóstol Santiago. Al lado se encuentra el célebre «Botafumeiro», gran incensario del siglo XIX. El Museo de la Catedral guarda objetos de gran valor: el coro románico del maestro Mateo, una valiosa colección de tapices y la cripta y el claustro del templo.

MONASTERIOS Y ABADÍAS

MONASTERIO DE SAINT MARTIN DE CANIGÓ: consagrada en honor a San Martín de Tours, está situada en Francia, en lo alto de la pequeña villa de Casteil, en la comarca del Conflent, departamento de los Pirineos Orientales, región del Languedoc-Rosellón, alzándose tras de un pico rocoso, a 1055 metros de altura, del macizo del Canigó. La parte oriental de las iglesias superpuestas sería el resultado de la primera serie de las obras (consagración en 1009), mientras que la parte occidental se construiría después (consagración 1014 ó 1026 los documentos no coinciden). Tiene dos iglesias, una sobre la otra. Iglesia superior = bóvedas de cañón sostenidas por arcos y columnas con una nave central de 3 x 12 metros.

Las dos iglesias, tanto la abacial como la cripta, son un ejemplo del románico meridional mas primitivo. Tienen dos partes diferenciadas correspondientes a los dos periodos de construcción, durante el primero, alrededor del año 1000, se construyó la parte delantera, la que fue consagrada el año 1009. En la cripta se puede observar que se consolidaron las columnas con pilares de obra a causa del peso excesivo de la iglesia abacial situada encima. Poco tiempo después se inició la segunda etapa en la que se prolongaron las dos iglesias hacia occidente. Notar que los pilares que conforman la capilla superior son de piedras de granito macizas con capiteles tallados con motivos florales y decorativos.

Desde el exterior se pueden apreciar los cuatro ábsides que conforman el testero del templo, observando que en cada uno de ellos existe una ventana abocinada de arco de medio punto, y se decoran por la parte superior con una cenefa de arcos ciegos.

El claustro tiene una función muy significativa en un monasterio: manifestar la ruptura que vive el monje con el mundo exterior para favorecer una vida consagrada totalmente al silencio y a la plegaria. La construcción de este recinto (cuatro galerías cerradas con un jardín interior) también recuerda la dimensión vertical de la vida monástica, dirigida hacia Dios. El actual claustro del monasterio presenta algunos cambios con respecto al modelo original, producidos durante la primera campaña de reconstrucción a comienzos del siglo XX. Al principio se encontraba totalmente cerrado al exterior, y donde actualmente hay una terraza de cara a la montaña, se encontraba la biblioteca o la enfermería. Actualmente se ubican en la terraza la mayoría de los 14 capiteles que se lograron recuperar, además se ha abierto a modo de galería.

Catorce de los capiteles que se dispersaron después de que los monjes abandonasen la abadía se pudieron recuperar durante la primera restauración, y desde entonces están expuestos en el claustro inferior. Se trata de capiteles románicos de los siglos XII y XIII antiguamente colocados en el claustro superior, que no se ha reconstruido. Los relieves representan animales fantásticos, elementos naturales como hojas y temas alegóricos.

ABADÍA DE CLUNY: (Cluni o Clugny) fue fundada en una reserva forestal de caza en la zona de lo que más tarde sería el municipio francés homónimo en el año 910, Guillermo, duque de Aquitania, fundó el monasterio de Cluny en tierras de Borgoña, que donó a los benedictinos, otorgándoles amplios privilegios. Éstos decidieron reformar la regla, la cual restó importancia al trabajo manual e intelectual frente a los oficios divinos. La abadía fue saqueada y destruida en su mayor parte por una turba de revolucionarios en 1790. Hoy, sólo una pequeña parte del conjunto arquitectónico original sobrevive. El plano básico del monasterio constaba de cuatro conjuntos arquitectónicos diferenciados por su funcionalidad. El complejo quedaba articulado en torno al claustro, un área cuadrangular con un jardín en su centro.

La orden benedictina fue clave en la estabilidad conseguida por la sociedad europea del siglo XI, y en parte debido a su estricta adhesión al código benedictino reformado, Cluny se convirtió en el monasterio reconocido como ejemplo del estilo de vida monacal en Occidente desde finales del siglo X. El engrandecimiento de la Orden de Cluny fue el acierto de crear una estructura orgánica centralizadora, frente a la habitual dispersión y disgregación que los monasterios benedictinos habían tenido hasta entonces. Sus abades se empeñaron en convertirlo en una segunda Roma, una aspiración a la que no era ajena la idea de lo bello al servicio de la liturgia, ya que se consideraba que el esplendor y la pureza de las formas externas eran sumamente importantes para honrar a Dios debidamente. Este renovado espíritu religioso propició un nuevo estilo artístico más místico; la austeridad del régimen de vida condujo a la creación de un nuevo espacio arquitectónico. à el Claustro

El monasterio se expandió en torno al claustro, espacio cuadrado abierto con jardín central y una galería abierta que facilita el acceso a las estancias. En el ala norte, la galería del claustro se comunica con la iglesia y en las tres restantes se abren distintas dependencias como la sala capitular, el refectorio y las estancias administrativas.

En el piso superior del claustro se ubican los dormitorios de los monjes, que comunican por una escalera con el transepto de la iglesia. Otras dependencias: Esta distribución es variable según el territorio, el clima, el número de monjes y la riqueza de la comunidad. Otras dependencias como la casa de Abad, la escuela de novicios, el almacén, la bodega, los establos, la hospedería de peregrinos, el huerto y el cementerio.  El claustro estaba rodeado por una galería cubierta desde la que se accedía a las diferentes estancias, que comunicaban frecuentemente con la iglesia, el refectorio y la sala capitular. En el segundo piso se situaban los dormitorios de los monjes. En él, los monjes gozaban dé un rincón de paz donde podían recogerse dentro de la comunidad, reflexionar sobre temas espirituales y realizar sus plegarias. Claustro situado al sur de la Iglesia, rodeado de dependencias de almacenamiento y la residencia del abad al oeste; el refectorio de los monjes y la cocina al sur, y las otras capillas y la sala capitular al este. Refectorio à Comedor

Sala capitular: En este lugar se reunía la comunidad de monjes con el abad para hacer el capítulo, es decir, recordar las escrituras de la regla adoptada y conversar sobre asuntos concernientes al monasterio y sus habitantes.

• Iglesia I: 915-927

• Iglesia II: 955 sustituye a Iglesia I à 70 monjes hasta 200 monjes en 1080

• Iglesia III: 1088-1130 (Última fase pagada por los reyes de Castilla y León)

Destrucción después de la Revolución Francesa

Orientación este-Oeste; con puerta principal y patio de acceso en fachada oeste
En el 1088 se construye Cluny III sobre los cimientos de las Iglesias abaciales de Cluny I (Odón) y se Cluny II (Mayeul). Ya que eran muy pequeñas para la comunidad de los monjes. La Iglesia de Cluny, con planta de cinco naves en el cuerpo principal de la iglesia, posee crucero doble, dándole a la planta forma de cruz arzobispal. Lo precede un atrio ó pórtico de tres naves de 187 m de longitud, con doble crucero, 6 campanarios ó linternas y 12 capillas en el ábside. El santuario estaba rodeado de una girola con cinco capillas absidales.

Tan colosal proyecto, 100 años más tarde, empezó a debilitarse en el aspecto financiero, y su poder empezó a caer a medida que se dispersaba por Europa más de 1000 ordenes, que con el tiempo dejaron de depender de la casa madre, haciéndose cada vez mas autónomos.

Se trataba de una iglesia sin pórtico, sólo con una especie de atrio abierto con galerías porticadas. Por este atrio se accedía a la iglesia, que tenía tres naves, seguramente separadas por pilares de sección circular. Nártex de cinco crujías y tres naves (casi tan largo como una iglesia completa). Había un crucero destacado en planta y una cabecera muy compartimentada con siete capillas en torno a la cabecera. El presbiterio estaba dividido en tres naves. Tenía dos torres a los pies y otra en el crucero.

Nave central, dobles vanes laterales y doble crucero con absidiolas, girola y cinco capillas absidiales. Muros con pocos vanos y contrafuertes, recuerda una fortaleza à Iglesia como castillo de Dios o Fortaleza de la Fe Cristiana

La nave mayor se cubría con bóveda de cañón con arcos dobleros apuntados y las naves bajas con bóveda de arista. Basílica escalonada, donde la luz llega a los tres niveles. Los arcos ojivales y el muro por encima, fueron tratados como una “pantalla de esqueleto”, entre las semi-columnas adosadas que sostenían los arcos transversales de la bóveda de cañón corrido.

El clerestorio, con tres ventanas en cada crujía, y los fustes de los apoyos principales estaban divididos en tres elementos superpuestos. El crucero, de gran iluminación, por sus numerosas ventanas, estaba constituido por tres bóvedas cilíndricas. Al introducirse un segundo crucero, se aumentaron las proporciones del presbiterio que constituyó una estructura centralizada independiente. La fachada occidental de la iglesia tenía en el centro un profundo portal retirado, siendo el primer ejemplo que luego se convertirá en un rasgo característico de las catedrales góticas.

CASTILLOS

CASTILLO DE HARLECH: Localizado en Harlech, en el condado de Gwynedd, en Gales, es un castillo concéntrico construido en la cima de un acantilado cerca del mar de Irlanda. Arquitecturalmente, es muy notable se enorme puerta de entrada.

Construido por el rey Eduardo I de Inglaterra durante su conquista de Gales, el castillo fue el objetivo de numerosos asaltos y sitios durante su periodo de fortaleza. Los siete años de sitio del castillo durante la Guerra de las Dos Rosas,1 ha sido inmortalizado en la canción, “Hombres de Harlech”. Comenzado en 1283 como parte de la segunda campaña galesa de Eduardo I, el castillo formó parte del anillo de hierro de Eduardo I alrededor de Snowdonia, una cadena de nuevos castillos. La construcción comenzó en 1283. Como muchos de los castillos de la zona, el de Harlech fue diseñado por el maestro James de St. George.

Comenzado en 1283 como parte de la segunda campaña galesa de Eduardo I, el castillo formó parte del anillo de hierro de Eduardo I alrededor de Snowdonia, una cadena de nuevos castillos. La construcción comenzó en 1283. Como muchos de los castillos de la zona, el de Harlech fue diseñado por el maestro James de St. George. El Castillo de Harlech es también notable por una característica inusual: el “camino desde el mar”. Las fuerzas de Eduardo estaban generalmente en peligro por parte de ataque desde bases terrestres, pero disfrutaba de una gran supremacía por mar. Muchos de sus castillos incluían puertos que permitían reabastecer al castillo desde el mar, pero Harlech está mucho más elaborado. Aquí, hay una escalera fortificada que abraza la roca y que recorre los 61 metros hasta el pie del acantilado, donde (en la época de la construcción) llegaba el mar. Hoy en día, el mar se ha retraído muchos kilómetros.
Planta trapezoidal adaptada al macizo rocoso, con torres cilíndricas en cuatro esquinas y una puerta de entrada flanqueada por dos torres gemelas. Se construyó en un plan concéntrico, con una línea de defensas delimitada por otra, las zanjas exteriores del castillo fueron excavadas en la propia roca. . Los muros exteriores son mucho más cortos y delgados que los poderosos muros interiores, y no tienen torres de defensa que los defienda, detrás de la pequeña puerta de entrada. El patio interior es más o menos cuadrado, con una gran torre redonda en cada esquina. Los edificios residenciales, incluido el gran salón, se construyeron contra el interior de los muros interiores.