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jueves, 29 de abril de 2010

ARQUITECTURA ROMANICA

ARQUITECTURA

Se llama estilo románico en arquitectura al resultado de la combinación razonada y armónica de elementos constructivos y ornamentales de procedencia latina, oriental (bizantinos, sirios, persas y árabes) y septentrional (celtas, germánicos, normandos) que se formó en la Europa cristiana durante los primeros siglos de la baja Edad Media.

El Arte románico fue un estilo artístico predominante en Europa en los siglos XI, XII y parte del XIII. El románico supone el arte cristiano, agrupando las diferentes opciones que se habían utilizado en la temprana Edad Media (romana, prerrománica, bizantina, germánica y árabe) y consiguiendo formular un lenguaje específico y coherente aplicado a todas las manifestaciones artísticas. No fue producto de una sola nacionalidad o región, sino que surgió de manera paulatina y casi simultánea en Italia, Francia, Alemania y España. En cada uno de estos países surgió con características propias, aunque con suficiente unidad como para ser considerado el primer estilo internacional, con un ámbito europeo.

La división más común que puede mantenerse del estilo Románico es entre el Románico sencillo y el Románico de transición dando a este segundo grupo un valor secundario y considerándolo como una variante del primero, con tal de incluir en él los edificios de aspecto románico que ostenten algunos arcos ojivales o apuntados sin cubrirse con bóvedas de crucería. Este segundo grupo empieza en el siglo XI pero no se hace común hasta mediados del mismo siglo e incluso entonces coexiste con el primero.

Cabe también distinguir por otro concepto el estilo Románico en dos variantes, con los nombres de sencillo y florido, pues se observa que en la primera época del estilo, hasta ya entrado el siglo XII, se presentan los edificios con relativa sencillez en los adornos de puertas y ventanas y con cierto aspecto de pesadez y tosquedad, que van perdiendo a medida que avanza dicho siglo; mas no puede establecerse esto como una norma constante, por obedecer a muy diferentes causas: regionales o locales, la perfección y elegancia propia de cada construcción, o por corresponder su filiación a distinta escuela artística.

Entre los elementos arquitectónicos que destacan en el estilo Románico los más característicos del mismo son:

• el pilar compuesto y de núcleo prismático.

• el arco de medio punto.

• la cubierta de bóveda de medio cañón y de arista.

• la cúpula poligonal sobre trompas.

• los ábsides semicirculares en planta de cruz latina en las iglesias.

A continuación otros de los elementos arquitectónicos propios el estilo:

• contrafuertes muy desarrollados

• arcos doblados y arquivoltas

• capiteles decorados

• impostas, frisos decorativos

• escultura monumental aplicada a la arquitectura

MATERIALES: Desde el punto de vista exclusivamente arquitectónico el románico fue un esfuerzo continuo en construir templos perdurables con la mayor grandeza posible pero evitando su posible destrucción. En este empeño la arquitectura románica siguió un proceso evolutivo continuo de perfeccionamiento y de resolución de problemas tectónicos en busca de la altura y la luz.

Para ello el material empleado debía ser piedra fundamentalmente, aunque no se renunció a otros materiales. Otra condición ideal era que el templo debía estar abovedado. Esto era por dos razones: la primera, por dar mayor relevancia simbólica al edificio y otra, más práctica, para evitar los incendios que los techos de madera sufrían con cierta frecuencia. Estos deseos llevaron a los arquitectos románicos a construir sus iglesias con grandes muros macizos de piedra que pudieran soportar los enormes pesos de las bóvedas. Los vanos, aunque deseados por el simbolismo de la luz, fueron practicados de manera más escasa que en el gótico -vanos estrechos y saeteras- pues suponían frecuentemente menoscabo de la resistencia de los muros. Como consecuencia secundaria, el interior de los templos románicos se envuelve en una tamizada luz que invita al recogimiento.

El sistema de empujes y contrarrestos de las bóvedas -mediante columnas, pilares, contrafuertes, otras bóvedas, etc.- se convirtió en el principal problema ingenieril a resolver y que no siempre se hizo con acierto, como sabemos por innumerables derrumbamientos producidos en diferentes épocas.

Los materiales básicos empleados en la la arquitectura románica son:

Piedra de sillería o sillar (bloque de piedra labrado como un paralelepípedo). Frecuentemente estos sillares eran marcados por los canteros con marcas para su posterior cobro. Las paredes así elaboradas tenían dos finas capas de sillería y en medio una masa de ripio (pequeñas piedras normalmente procedentes del tallado de los sillares).

La colocación o aparejo de la sillería puede ser a soga y tizón (alternando la disposición en forma paralela y perpendicular a la dirección del paramento), encintada, en hileras, etc.

Sillarejo (piedra más pequeña, de peor labrado y ajuste, realizada con martillo devastando directamente la piedra bruta).

Mampuesto (piedra no labrada o de labrado tosco). frecuentemente se usaba el "calicanto" a base de mampostería aglutinada con argamasa (mortero de cal, arena y agua).

Otros materiales usados fueron el ladrillo (sobre todo en España), la madera (para cubiertas de templos no abovedados), la pizarra y el barro cocido (tejas de tejados).

CASTILLOS:

Etapa primera: Motte and baley
Motte = Forma de montículo natural o artificial y Bailey = Patio circundante

Motte and bailey = Montículo y recinto cercado à Inicia desarrollo hacia el 750 Durante Imp. Carlomagno

Sobre el montículo à Torre de madera para refugio y residencia del señor local.

Posteriormente = Recinto con almacenes, graneros casas y edificios de madera.

Protección de empalizada de madera, a veces con protección perimetral de foso relleno de agua. La torre de madera evolucionó a una torre cuadrada de piedra para mayor seguridad. El recinto cercado también evolucionó a piedra y la torre acabó construyéndose dentro del recinto fortificado.

Las murallas exteriores se interrumpen con torres adosadas, separadas a intervalos determinado por el alcance de tiro de las ballestas, que asegura que los asaltantes no puedan escalarlas.
El castillo era la residencia del señor feudal, estaba situado en el centro del feudo, se rodeaba por altas murallas que ayudaban a defenderlo de los ataques. Al principio, los castillos se construyeron con madera, pero a partir del siglo X se construyen con piedra y se mejora. El castillo tenía un conjunto de patios con edificaciones como los establos, herrería, el horno, el molino... con los que después el señor feudal gana dinero prestándoselo a los campesinos, en el centro del castillo se encuentra la torre del homenaje, torre más importante, que solía ser la más alta y fuerte, era el lugar más protegido del feudo. Frente a las murallas, otro método de protección, se encontraba el foso, su misión era impedir que las máquinas de asalto se aproximaran, y para cruzar ese foso estaba el puente levadizo, otro método de defensa. El rastrillo o peine suelo ser una puerta muy pesada rematada abajo con pinchos , que formaba parte de las fortificaciones de la puerta.

La barbacana era parte de la fortificación de la puerta, era el conjunto de doble muralla, torres, puertas acodadas... Las almenas, su función era proteger a los defensores, a veces constaba de orificios llamados troneras (para las armas de fuego) o saeteras (para las armas arrojadizas).

El adarve o camino de ronda era por donde se paseaban los defensores para vigilar el castillo.

También constaba de otras partes, pero menos importantes, como la torre esquinera, capilla, apuntalamiento, garita, empalizada, pasarela, aspillera, medillón, merlón, cuartel de la guardia, torre flanqueante, torreta... Los castillos contaban también con diferentes mecanismos de defensa, como los matacanes o parapetos salientes en lo alto de los muros, que permitían disparar contra el enemigo debajo. Los castillos no empezaron a llevar los saledizos llamados barbacanas sino desde el siglo XII generalizándose en el siglo XIV. Pero antes había en lugar de ellos unas galerías abiertas hechas de madera, llamadas también matacanes o ladroneras como las barbcanas todo lo cual fue traído de Oriente por las Cruzadas.
MONASTERIOS: Los monasterios con sus iglesias abaciales revistieron capital importancia desde el siglo VI pero hasta el siglo X no debieron llamar la atención en el terreno arquitectónico pues los monjes, más que a la arquitectura se dedicaban al cultivo de las ciencias y las letras a roturaciones de terrenos y al mejoramiento y organización del estado social. A partir de dicho siglo, las riquezas que por donaciones iban adquiriendo los monjes y el favor que gozaban de los señores feudales les proporcionaba medios para la construcción de sus iglesias y monasterios a gran escala. En éstos, se distinguen como obra de arte, además de la iglesia, la sala capitular para las reuniones y los claustros.

El florecimiento de comunidades monásticos exigió la construcción de edificios.

Monasterios à Para hombres y mujeres al servicio de Dios

Refugio contra la inseguridad del mundo exterior

Receptarios de donaciones, tierras y edificios = Por señores locales que buscaban absolución, después se convirtieron en centros políticos, culturales y agrícola

CLAUSTRO: Los claustros fueron, como son ahora, patios interiores con peristilo, recuerdo de los atrios de las antiguas basílicas, diferenciándose en que las columnas de las arcadas no apoyan inmediatamente sobre el suelo sino sobre un pódium corrido. Se encuentran ya desde este periodo formando parte no sólo de los monasterios, sino también de las catedrales.



CAMPANARIOS: Los campanarios formaban parte principal de las iglesias o estaban unidos a ellas. Se construían en Italia con más independencia de las mismas. En Francia y Alemania, empezaron a erigirse torres gemelas a los lados de la fachada en iglesias importantes. Pero lo más común en el estilo románico era situar una sola torre-campanario en un lado del crucero o sobre el mismo. Por regla general, su planta es cuadrada aunque en alguna rara ocasión la tienen redonda o poligonal, elevándose uniforme en toda su altura. Llevan en cada frente cierto número de ventanas que denuncian los caracteres de su estilo. Cada piso o cuerpo en que se divide la torre está señalado exteriormente por cornisa románica y su remate siempre piramidal cuando no tiene almenas no suele ser muy agudo.

CEMENTERIOS: Los cementerios se construían junto a las iglesias ya desde siglos remotos sin que hasta el siglo XIII se diera sepultura dentro de los templos de no tratarse de santos, obispos, abades o reyes aunque éstos últimos generalmente, se enterraban en criptas. Los fundadores de iglesias y monasterios y otras personas distinguidas tenían sus sepulcros en los pórticos o en la pared exterior del templo o en los claustros como lo revelan muchos edificios todavía existentes. Los sarcófagos eran poco suntuosos consistiendo en cajas de piedra más o menos decoradas con ornamentación románica e inscripciones y que raras veces ostentan la figura del difunto en relieve. También se cavaban en la peña según determinadas costumbres regionales. Con frecuencia, se enterraban los difuntos incluso los distinguidos, en un sepulcro de fábrica bajo tierra, cubierto con una simple lauda o losa funeraria con inscripciones. Las urnas de piedra que se advierten todavía en algunos claustros y paredes de iglesias románicas y góticas no contienen otra cosa sino los huesos y cenizas de los difuntos reconocidos que se trasladaban allí después de consumido perfectamente el cadáver con el tiempo: de aquí el nombre de urnas-osarios que reciben.

CATEDRAL: Las catedrales no tuvieron gran importancia hasta el siglo XII pues frecuentemente las superaba en magnificencia las iglesias monacales pero desde dicho siglo fueron creciendo en interés social y arquitectónico. Y como servía para defensa de las ciudades y eran centro de reuniones civiles, presentan el aspecto de fortalezas con sus torreones almenados y muy robustos muros.



IGLESIAS:

Plantas de salón o basilicales: Esta planta está relacionada con antiguos edificios públicos romanos y sobre todo, por las primeras iglesias paleocristianas y prerrománicas Se trata de iglesias longitudinales con 1, 3 ó 5 naves paralelas (espacio entre filas de arcadas) sin transepto y normalmente finalizadas en cabecera de ábsides semicirculares escalonados.

Plantas de cruz latina: A la disposición anterior se le añadía un brazo perpendicular saliente en planta (transepto) con lo que el resultado era de cruz latina. Ello simbolizaba la cruz de Cristo. Estas iglesias podían estar también rematadas en cabeceras con ábsides escalonados. Sin embargo, en iglesias de peregrinación y otros grandes templos las naves terminaban en una cabecera compleja formada por capilla mayor rodeada de una girola o deambulatorio de una o varias naves que la rodeaba y a la que se abrían capillas radiales. Un ejemplo español es la Catedral de Ávila.

Plantas circulares o poligonales: Las iglesias de plantas circulares o poligonales son menos frecuentes. Normalmente son templos al servicio de comunidades de órdenes militares participantes en la Cruzadas, como los templarios o los caballeros del Santo Sepulcro, por parecerse al templo de Salomón y al del Santo Sepulcro de Jerusalén, respectivamente.

 
ALZADOS:

Iglesia de una sola nave: Son las más abundantes de nuestro románico, especialmente en el entorno rural. Pueden estar abovedadas con medio cañón reforzados con fajones o tener cubierta de madera. El ábside suele ser semicircular.

Iglesia de tres naves sin alzado superior: Pueden tener o no crucero. Tienen bóveda de medio cañón en la nave principal que se eleva inmediatamente sobre el nivel de los arcos formeros (sin piso superior con ventanales) por lo que la nave central no tiene iluminación directa.

Iglesia de tres naves con alzado superior: Igual que el caso anterior pero la bóveda arranca de un muro con ventanales o claristorio que arranca por encima de los arcos formeros. En este tipo de iglesia, la nave central sí goza de luz directa. Aunque con bastantes irregularidades podemos citar como ejemplo importante la Basílica de San Isidoro de León.

Iglesia de tres naves con tribuna: Es el típico alzado de las iglesias de peregrinación. El alzado de estas iglesias tiene el nivel habitual de los arcos formeros y por encima una tribuna abierta o galería situada sobre las naves laterales. Este pasillo superior se abre a la iglesia mediante vanos geminados y al estar los muros exteriores abiertos con ventanales, también hay luz directa a la nave central. Por último, sobre el piso de la tribuna arranca la bóveda de medio cañón.

Iglesia de tres naves con bóveda de crucería: como se vio antes, es bastante frecuente encontrar en la fase tardía del estilo, iglesias de planta y arranque románico rematadas con bóvedas de crucería. A esta arquitectura de plantas románicas y bóvedas de crucería u ojivas se le ha dado en ocasiones el nombre de "románico ojival". La bóveda de crucería, además de mejorar la estabilidad y disminuir el peso, permitía abrir vanos en lo muros superiores, como se puede ver en la foto anterior de San Pedro de Ávila, o en la lateral de la Catedral de Salamanca.



ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS:

Contrafuertes: Los soportes característicos de un edificio románico son el pilar compuesto y el estribo o contrafuerte adherido exteriormente al muro. Los contrafuertes tienen por objeto reforzar los muros y servir a la vez de estribo o contrarresto a los arcos y bóvedas (servicio que también prestan los pilares compuestos): son visibles al exterior, lisos y de forma prismática. Pero cuando se adhieren a los ábsides aparecen frecuentemente a modo de columnas que sostienen el alero. Los muros están formados de sillarejo o de sillares desiguales con poca regularidad en las hiladas.

PILAR: La columna y el pilar son los elemento arquitectónicos esenciales para recibir el peso de las estructuras superiores (arcos y bóvedas). La columna esta compuesta por basa, fuste y capitel. La basa de la columna románica es de tipo ática. El fuste, a diferencia de las columna romanas y griegas y del resto de estilos posteriores al gótico no es troncocónica ni tiene entalle (diferente sección en los extremos) sino completamente cilíndrica (salvo en casos aislados). Tampoco tiene normalmente acanaladuras verticales como en la arquitectura clásica sino que son lisos o en el caso más complejo lleva sogueados oblicuos o decoración geométrica (zigzag) o vegetal. El capitel suele ser figurado o de motivo vegetal y tiene collarino y ábaco en los extremos. El pilar o soporte prismático de sección cuadrada fue usado ampliamente como soporte, aunque adoptó diferentes modalidades. La más frecuente fue la variedad de pilar cruciforme (sección de cruz griega) o aún más, el pilar cruciforme con semicolumnas embebidas para recoger los arcos y sus dobladuras.

CAPITELES: Los capiteles románicos ofrecen especial interés por lo variado de sus formas y por las curiosísimas labores con que suelen decorarse. Algunos de ellos conservan reminiscencias clásicas de sabor corintio degenerado pero en su gran mayoría se forman de un grueso prisma o de un tronco piramidal o de cono invertido en cuyos frentes lleva esculpidas labores geométricas entrelazadas o motivos vegetales que en forma de hojas le rodean o asuntos simbólicos e históricos. Va coronado el capitel por un ábaco grueso, denominado cimacio, el cual se halla casi siempre decorado con molduras u otros ornamentos propios del estilo y frecuentemente lleva por su parte inferior una serie de modillones cuadrados que parecen almenas. En las columnas geminadas o yuxtapuestas suele cubrir el ábaco a todo el grupo de ellas uniendo así sus capiteles. Los capiteles eran muy variados los cuales son:

Corintio

Compuesto

Andromorfos

Zoomorfos

Fantásticos

Caliform

Historiador

Abanico

Cúbico

Palmeado

Bestias

ARCOS: El arco utilizado en la arquitectura románica es el de medio punto (semicircular) y de sección rectangular, enriqueciéndolo en su intradós (superficie interior) con uno más estrecho, decorando sus ángulos con dos molduras (saliente con perfil uniforme) de sección semicircular. A partir del siglo XII también se emplea el arco apuntado u ojival, por dos segmentos curvos que forman ángulo en la clave. Esta invención fue esencial para el desarrollo de la arquitectura medieval posterior (gótico) pues los empujes que trasladaban estos arcos (y por extensión las bóvedas apuntadas) a los pilares y restos de estructuras eran mucho más verticales y fáciles de resistir.

BÓVEDAS: La bóveda es una obra de fábrica curvada que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o entre varios pilares. En el periodo del románico pleno la bóveda más empleada para cubrir la nave principal del templo es la de medio cañón (bóveda de directriz continua semicircular) con arcos transversales de refuerzo o fajones, cabalgando sobre las arquerías inferiores. Esas enormes bóvedas ejercían una fuerza no sólo vertical sino transversal que tenía que ser contrarrestada con otras naves laterales o la presencia en el exterior de los muros de poderosos y macizos contrafuertes. Aunque la bóveda de medio cañón longitudinal fue -como decimos- la más ampliamente usada para la nave principal, no se dejaron de inventar, durante el período románico, nuevas e ingeniosas formas de cubrición.

Cubierta interior: La cubierta interior de la naves y estancias diferentes consiste por lo general en la bóveda de medio cañón —a veces, apuntada como los arcos— para la nave central; de arista o de cuarto de cañón para las laterales y de concha o de cuarto de esfera para los ábsides, alzándose sobre el crucero una cúpula poligonal apoyada en trompas (a estilo persa) que se colocan en los ángulos o rincones resultantes del encuentro de los arcos torales.

Puertas: Las puertas se hallan formadas por una serie de arcos redondos concéntricos y en degradación apoyados en sendas columnillas de suerte que todo el conjunto forma una especie de arco abocinado y moldurado contribuyendo al mayor efecto visual el mismo grosor del muro que suele formar allí un cuerpo saliente. Algunas portadas carecen de dintel y de tímpano pero por lo general se hallan provistas de uno y otro y entonces se esculpen sobre el último relieves simbólicos o iconísticos y a los lados de la portada o en las jambas y aun en el mismo arco abocinado se disponen variadas series de labores ornamentales en relieve, flanqueándose, a veces, con estatuas el ingreso en las iglesias más suntuosas.

Ventanas: se abren casi siempre en la fachada y en el ábside y algunas veces en los muros laterales. Son bastante más altas que anchas y terminan por arriba en arco doble, generalmente plano o de arista viva apoyado sobre columnitas como las de la portada y cuando estos arcos se rodean de molduras finas o baquetones o bien las ventanas han dejado la primitiva estrechez, pertenecen a la segunda época del estilo. Hay también ajimeces, óculos y pequeños rosetones, correspondiendo estos últimos al último periodo. Se cierran las ventanas con vidrieras incoloras o de color en algunas iglesias suntuosas o con láminas traslúcidas de alabastro o yeso cristalino o con simples celosías de piedra perforada y en las iglesias pobres con simples telas blancas enceradas o impregnada con trementina. De aquí que hayan de ser poco extensas las ventanas de esta época (lo mismo que en la precedente) hasta que se fue ensayando y generalizando el uso de grandes vidrieras.

Cornisas: Las cornisas, lejano recuerdo de los clásicos arquitrabes forman como una imposta corrida sobre pilastras y muros y a continuación de los ábacos de los capiteles y adornan el frontispicio colocadas encima de la portada o debajo de la ventanas. Llevan adornos y molduras y a menudo (al igual que el frontón y el alero o tejaroz, que también son cornisas) están sostenidas por canecillos o por series de arquitos ciegos.














2 comentarios:

  1. Joé, buena expliación.
    Y muy visual y práctica.
    Saludos. Gracias, me irá bien.

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  2. gracias por el aporte, me ha resuelto muchas dudas :D

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